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Inicios de un técnico de simulación

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Los inicios de un técnico de simulación que quería ser el futuro Spielberg pero se enamorò de estudiantes, profesionales sanitarios y muñecos

Hace unos días, mientras preparaba un nuevo escenario de simulación en mi centro de trabajo, me entró un nuevo mail. Era mi cuenta personal y no conocía el remitente, así que lo primero que pensé fue… uff, otro spam, pero no, el correo era de Pier, de la revista SIMZINE, ofreciéndome la posibilidad de contar mi experiencia profesional, mis inicios en la simulación clínica cómo técnico…

Antes que nada, me presento: mi nombre es Vicente Prats, aunque todo el mundo me conoce como Chencho, y trabajo actualmente en el Hospital Virtual de la Universidad Católica de Valencia.

Recuperado del shock inicial, y después de preguntarme a quién le podría interesar mi vida, recogí el guante y acepté el reto.

Para empezar desde el principio y poder entender bien de dónde vengo y hacia dónde quiero ir me tenéis que permitir una pequeña licencia cinematográfica, así que acompañadme… fundido a negro, rótulo de “varios años atrás” y flashback al pasado. Todo empezó hace algo más de 6 años. Estaba sentado en el despacho de mi superior, en los estudios audiovisuales de la universidad en la que me formé (sí, estudié comunicación audiovisual, quería ser el futuro Spielberg, cómo casi toda mi promoción) donde mi jefe me propuso un nuevo reto profesional. Yo llevaba 10 años trabajando cómo técnico audiovisual y en la facultad de medicina de la universidad estaban creando un centro de simulación para los alumnos de ciencias de la salud. El reto consistía en que iba a ser yo el encargado de operar la parte técnica de este centro.

Pero, ¿por qué yo? le pregunté. Pues mira, respondió, nos han pedido ayuda porque alguien tiene que manejar las cámaras y los micrófonos del nuevo centro… y así empezó todo.

Cuando llegué a mi nuevo puesto de trabajo sólo veía muñecos, muy grandes, tumbados en camillas en unas habitaciones que parecían un hospital en miniatura, y sí, en cada una de ellas había una cámara y un micrófono… pero esos muñecos, ¿qué hacen? ? ¿para qué sirven? ¿qué hago yo aquí…? Poco a poco, con la inestimable ayuda de los instructores de la universidad, y sobre todo, con la ayuda del equipo técnico del proveedor de los simuladores de los que disponía, fui formándome el manejo de los simuladores y su software.

Una vez que la parte “técnica” estuvo controlada, quedaba por saber ¿y ahora qué?, ¿para qué sirve todo esto?

Durante estos emocionantes pero erráticos meses, me ofrecieron la posibilidad de participar en una formación para los instructores del centro, la que no pudo ser más reveladora. Allí conocí el qué, por qué y para qué de la simulación clínica, la fases de la simulación, la importancia de tener claros los objetivos de cada uno de los casos, y algo que me fascinó, el poder del debriefing.

Para no hacerlo muy largo, me involucré todo lo que pude con mis dos compañeros instructores, diseñamos juntos los casos, los modelos,… Hasta que un día decidí dar el salto y pasar a mi actual trabajo, en la Universidad Católica de Valencia, cómo técnico de simulación del Hospital Virtual de la misma. En este centro, además de los alumnos de grado de las distintas titulaciones de la facultad de ciencias de la salud, encontré otro público que me resultó altamente estimulante: el profesional sanitario, aquél que ya está dando su vida día a día en el mundo sanitario pero que encuentra un hueco en su agenda para seguir formándose para garantizar la seguridad de sus pacientes.

Con este nuevo público se nos abría un reto, ya que la realidad física y conceptual de los escenarios, el diseño y desarrollo de los mismos, y sobre todo el debriefing cambiaban sustancialmente. Con este horizonte se me planteaban también unos nuevos retos: adecuar los simuladores de paciente a las necesidades reales de profesionales reales, además de la fabricación de aquellos simuladores que comercialmente no se podían conseguir.

Y nos podemos preguntar, ¿dónde quedó aquello de que mi trabajo iba a ser manejar cuatro cámaras y dos micros?, ¿de qué me sirve mi formación audiovisual en todo esto? Estas son las típicas preguntas que nos hacemos todos los técnicos de simulación, y se pueden resumir en una única pregunta, bueno en dos, ¿qué es un técnico de simulación?, y ¿qué hay que estudiar para ser un técnico de simulación?

Desgraciadamente en España, y que yo sepa en muchos otros países, no hay, aún, ninguna formación reglada al respecto. Pero lo que sí que hay son muchas ganas de trabajar y un foro de técnicos con unas capacidades y cualidades asombrosas, y lo que más me gusta, un espíritu colaborativo que hace que entre todos nos vayamos solucionando las dudas y problemas unos a otros.

Entonces, ¿cuál es el futuro? Seguir formándonos, seguir trabajando y seguir colaborando. Aprendiendo de lo que hacen otros con maestría, porque lo que siempre comentamos cuando nos juntamos es que esto engancha, cuando ves el potencial que tiene la simulación clínica y te empapas de ella ya no hay vuelta atrás.

Así que sigamos simulando, sigamos rompiendo nuestros procesos mentales y sigamos indagando, con mucha curiosidad en el porqué de las cosas.

Vicente Prats Martínez
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Vicente Prats Martínez

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